sábado, 30 de enero de 2010

La paloma.

Cuentos fábulas. Fábula de Félix María Samaniego. Fábulas infantiles. Imágenes.

La paloma fabula

Un pozo pintado vio
Una paloma sedienta;
Tiróse a él tan violenta,
Que contra la tabla dio:
Del golpe al suelo cayó,
y allí muere de contado.

De su apetito guiado,
Por no consultar al juicio,
Así vuela al precipicio
El hombre desenfrenado.

Felix Maria Samaniego
Félix María Samaniego
Escritor de Fábulas
Biografía de Samaniego

lunes, 25 de enero de 2010

Rita, La Mariquita.

Poesía de. Poemas. Poesía para niños. Poesía infantil. Poesías de flores. Material educativo.

Poesia. Rita, La Mariquita

Es la más caminadora:

jardín, cantero y macetas.

Siempre lleva en su maleta

frasquitos que curan todo:

sequedad, aburrimiento,

incompatibilidad entre flores

y demás preocupaciones

que apaguen distintos verdes.

Psicóloga de las plantas,

con una voz suavecita

les convida una masita,

después ausculta sus colores.
Los helechos refinados

son los más delicados

y sus primas las caléndulas

con llovizna están espléndidas.

Las rosas hoy se quejaron

porque andan perdiendo pétalos.

-¡Queremos ser capullitos

y estar siempre cerraditos!

-Tempus fugit -dice sabia-

¿No saben que para vivir

siempre se tienen que abrir?

Mira el vergel y recuerda

tantas viejas primaveras

donde estallaban aceras

y balcones con begonias.

Ya no es tiempo de jardines

ni ornamentos majestuosos,

la planta que está viejita,

la arrancan de su casita.

Solo la abuela del fondo

las atiende con paciencia,

y les habla, les sonríe

y hasta a veces se les ríe.

Rita la mira orgullosa

por el trabajo logrado.

La anciana, con sus cuidados

la reemplaza con vehemencia.

Mariquita con dedal

naranja a pintitas negras,

visita a un tulipán

que tiene antojo de flan.

Anoche comió tomates

y a la tarde chocolates,

el pobre está muy hinchado

pero quiere el postre ansiado.

Rita le revisa el tallo

y le pone paños fríos

más pastillitas de menta

para curar la indigesta.

-Para todo hay un remedio-

dice Rita solidaria.

Sus patitas son baritas

que reviven margaritas.

Para casos más severos:

poda de embellecimiento,

que las deja parejitas

sin que desborde una hojita.

Hada en bullicio de flores

o regadera ambulante,

con cofia y paso sutil

va Rita siempre gentil.

Autora: Cecilia Maurig

domingo, 17 de enero de 2010

El loro que pide libertad.

Cuentos populares de la India. Cuentos infantiles. Cuentos de reflexión.

El loro que pide libertad

Ésta es la historia de un loro muy contradictorio. Desde hacía un buen número de años vivía enjaulado, y su propietario era un anciano al que el animal hacía compañía. Cierto día, el anciano invitó a un amigo a su casa a deleitar un sabroso té.
Los dos hombres pasaron al salón donde, cerca de la ventana y en su jaula, estaba el loro. Se encontraban los dos hombres tomando el té, cuando el loro comenzó a gritar insistente y vehementemente:
–¡Libertad, libertad, libertad!
No cesaba de pedir libertad. Durante todo el tiempo en que estuvo el invitado en la casa, el animal no dejó de reclamar libertad. Hasta tal punto era desgarradora su solicitud, que el invitado se sintió muy apenado y ni siquiera pudo terminar de saborear su taza. Estaba saliendo por la puerta y el loro seguía gritando: “!Libertad, libertad!”.
Pasaron dos días. El invitado no podía dejar de pensar con compasión en el loro. Tanto le atribulaba el estado del animalito que decidió que era necesario ponerlo en libertad. Tramó un plan. Sabía cuándo dejaba el anciano su casa para ir a efectuar la compra. Iba a aprovechar esa ausencia y a liberar al pobre loro. Un día después, el invitado se apostó cerca de la casa del anciano y, en cuanto lo vio salir, corrió hacia su casa, abrió la puerta con una ganzúa y entró en el salón, donde el loro continuaba gritando: “!Libertad, libertad!” Al invitado se le partía el corazón.
¿Quién no hubiera sentido piedad por el animalito? Presto, se acercó a la jaula y abrió la puerta de la misma. Entonces el loro, aterrado, se lanzó al lado opuesto de la jaula y se aferró con su pico y uñas a los barrotes de la jaula, negándose a abandonarla. El loro seguía gritando: “!Libertad, libertad!”
*El Maestro dice: Como este loro, son muchos los seres humanos que dicen querer madurar y hallar la libertad interior, pero que se han acostumbrado a su jaula interna y no quieren abandonarla.

domingo, 10 de enero de 2010

María Ichucena


María Ichucena su choza techaba,
y un techador que por allí pasaba, le dijo:
María Ichucena:
¿Techas tú tu choza o techas la ajena?
Ni techo mi choza ni techo la ajena:
Yo techo la choza de María Ichucena.




martes, 5 de enero de 2010

Cuento de Navidad.

Glitter Photos

En una casa más o menos humilde de un país cualquiera vivía una familia compuesta por el matrimonio y sus dos hijos.
Juan el hijo mayor de 24 años, casi abogado y Priscila, la pequeña de apenas 4 añitos.
Al acercarse la navidad el padre había comprado un rollo de cinco metros de papel metalizado para poder envolver los regalos antes de ponerlos en el modesto arbolito, armado desde principios de diciembre en la entrada de la casa. El 23 en la noche, el hombre se decidió a empaquetar los regalos, más simbólicos que valiosos, para nochebuena. Qué desagradable sorpresa fue encontrar en el estante del ropero, el tubo de cartón donde venía enrollado el papel metalizado, desnudo de los cinco metros del costosísimo papel de envoltura.
El dinero era bastante escaso en la familia y posiblemente por eso, a pesar de lo avanzado de la hora el señor explotó de furia y mandó a llamar a su familia para ver quién había utilizado el papel que él compro para los regalos. La pequeña Priscila apareció con la cabeza gacha para decirle a su padre que ella lo había usado.
-¿Pero no te das cuenta que ese papel es muy caro y que tu papa tuvo que trabajar varios días para comprarlo. Podrías decirme para qué tontería usaste el papel metalizado? La niña salió corriendo y regresó con un paquete del tamaño de una caja de zapatos, envuelta con varias capas del costoso papel, ahora arrugado e inutilizable.
-¿No te dijo tu madre que no debes tocar las cosas de los mayores para tus juegos?. Como se te ocurre envolver esa caja con cinco metros de papel dorado??
- -Es un regalo de navidad, papá- dijo Priscila- para el arbolito.
-¿Y se puede saber para quien es este regalo tan valioso como para usar todo el rollo de papel en envolverlo?.
- ¿Y para quien va a ser?, para vos, papá.
El hombre se enterneció y abrazándola le pidió disculpas por los gritos. Como nos sucede a todos, con el regalo en las manos quiso saber qué contenía y le pidió a la pequeña permiso para abrirlo. Poco después el hombre volvía a explotar:
-Cuando das un regalo a alguien se supone que debe haber algo adentro. ¿Usaste ese papel para envolver una caja vacía?
A la pequeña se le llenaron de lágrimas los ojos y dijo: Es que la caja no está vacía, papá, yo soplé adentro cincuenta y ocho besos para vos. El padre alzó a la niña y le suplicó que perdonara su ceguera y su ignorancia. Dicen que el hombre guardó para siempre la caja debajo de su cama y que siempre que se sentía derrumbado, abría la caja y tomaba de ella un beso de su hija. Esto lo ayudaba a recuperar la conciencia de lo que era importante y de lo que sólo eran tonterías.


Cuento recopilado por Jorge Bucay