Pumita conoce el mar
- ¡Oh! Esto es maravilloso- Pumita miraba a su alrededor y no lograba poder describir con palabras cómo se sentía, era la primera vez que tenía delante de ella la inmensidad del mar, era una sensación extraña, ¡cuántos de los suyos allí se encontraban! En el cielo había cientos de gaviotas, pájaros que ni Pumita ni Gotita Fresquita habían visto jamás- me encanta el olor, ¿de dónde procede?
- Es una mezcla a algas, arena mojada y la brisa marina- dijo de repente una voz a su espalda- hola, me llamo Olita, ¿quiénes sois?
- Yo soy Pumita, y ella es Gotita Fresquita, venimos del río de las montañas
- ¡Ah! Del río… ¿habéis conocido a las truchas Aletita y Saltarín, a la ranita Cantarina y a la tortuga Florín?
- Sí, claro que sí, son amigos nuestros, son estupendos, ¿tú también los conoces?
- Sí, yo también pasé por las montañas y mediante las corrientes del río fui a parar aquí, igual que vosotras
- ¿No echas de menos el río y los amigos que conociste allí?- le preguntó Gotita Fresquita a su nueva amiga
- Solo en parte, el ciclo de las nubes al río y de allí al mar y de vuelta a las nubes lo he hecho ya varias veces, son varias las ocasiones que me he encontrado con mis amigos del río y sé que volveré a verlos
- ¿Has pasado por el río varias veces y has regresado a las nubes?- Gotita Fresquita estaba sorprendida con todo lo que Olita les contaba.
- Sí, aunque no siempre he estado en el mismo río, he hecho varios trayectos y he venido al mar muchas veces, pero por lo que veo para vosotras es vuestro primer viaje, ¿no?- dijo Olita dirigiéndose a Pumita y a Gotita Fresquita que miraban con asombro las millones y millones de gotas de agua que estaban allí agrupadas.
- Sí, de las nubes pasamos a una flor que estaba caída en el suelo de un parque, un adorable anciano y su nieta la cogieron y nos llevaron a su casa, y del pétalo de la flor pasamos a un jarrón, allí estuvimos varios días hasta que finalmente viajamos a través de unas tuberías hasta que llegamos al río para luego acabar aquí donde estamos ahora- le explicó Pumita de sus aventuras a su nueva amiga que parecía tener más conocimiento que ella del ciclo de las nubes a la tierra, se preguntaba cuántos viajes habría realizado aquella pequeña gotita de agua.
- Pues todavía tenéis mucho por descubrir, el lugar dónde os encontráis ahora se llama mar, aquí viven otros habitantes que seguramente serán nuevos para vosotras, voy a presentaros a algunos de ellos- Olita les hizo señas a Pumita y Gotita Fresquita para que la siguieran, se sumergieron en las olas hasta llegar a unas rocas donde se encontraban aquellos a los que Olita deseaba presentar, les hizo señas saltando sobre el acantilado- amigos, mirad, han venido nuevas gotitas, ellas son Pumita y Gotita Fresquita, proceden del río
- Hola Pumita y Gotita Fresquita, ser bien venidas, yo soy el Cangrejo Colorín, ellos son Estrella Marina y Erizo Pincharitos.
- ¡Os olvidáis de presentarme a mí!- dijo una gran gaviota posándose en una de las rocas
- Ah, sí, disculpa Volarín- dijo el Cangrejo Colorín- ellas son Pumita y Gotita Fresquita, vienen del río de las montañas
- Hola gotitas- dijo Volarín- así que acabáis de llegar al mar
- Así es- Pumita estaba sorprendida de la cantidad de seres que habitaban en el mar y todas tan diferentes- sois muchos los que vivís aquí.
- Sí, y os faltan todavía a muchos por conocer- explicó Olita- están los corales, las algas, los peces, los delfines, los tiburones, las tortugas, …somos muchos aquí.
- ¿Tortugas también?- Gotita Fresquita se acordaba mucho de la tortuga Florín y sus demás amigos del río
- Sí, la tortuga Florín a veces nos visita- les indicó Olita- y no solo ella, también muchas otras tortugas
- Es impresionante, y ¡cuánta agua! Somos muchos aquí- Pumita miraba a su alrededor y podía ver a muchos conocidos de cuando ella vivía en las nubes, muchos les iban saludando a su paso, algunas eran gotitas que al igual que Gotita Fresquita y ella hacían su primer viaje y habían llegado hasta aquel mar tan hermoso, pero otras ya habían hecho ese recorrido multitud de veces al igual que Olita. De repente un ruido estruendoso le sobresaltó- ¿qué es eso?
- No os asuntéis- les tranquilizó el Cangrejo Colorín- es una lancha, en ella van humanos
- ¿Humanos? ¿Cómo el abuelito y la nieta que nos llevaron a su casa en una flor?- preguntó Gotita Fresquita recordando su primera bajada a la tierra.
- Sí, les gusta venir al mar, algunos vienen a nadar, otros bucean y nos sacan fotos, otros van en barco a motor, otros van en barquita de vela, otros vienen a pescar,…sí, sin lugar a dudas, a los humanos les gusta el mar, aunque a veces no lo parezca…- les contó Estrella Marina.
- ¿Aunque a veces no lo parezca…?- Pumita sabía que tras esa expresión se ocultaba algo
- Sí, es que a veces no son muy cuidadosos, echan todo tipo de basura al mar y nosotros nos preguntamos cómo gustándoles tanto todo esto, hacen esas cosas, es desagradable estar entre bolsas de prácticas y botellas vacías- continuó explicando el Cangrejo Colorín.
- ¡Vaya! Aquí también…, habíamos oído que los humanos habían contaminado algunos ríos pero al parecer tampoco cuidan mucho de los mares- Pumita había tenido mucha suerte, pues en su recorrido aún no se había encontrado con basura ni contaminantes, pero solo de imaginárselo le producía gran espanto
- Los peces y los corales solían estar rodeados de objetos inservibles, se les veía tristes rodeados de tanta basura, pero parece que últimamente los humanos tienen más cuidado y están empezando a ser más respetuosos con el mar, ya no hay tanta suciedad, ahora los peces están más felices nadando en libertad- Volarín conocía bien a los humanos, solía pasar gran parte de su tiempo observando a los marineros en sus barcos.
- Esa es una buena noticia- indicó Olita- resulta desagradable nadar en suciedad, cuando el fondo del mar está limpio es un paraíso, ¿queréis verlo?
- ¡Claro que sí!- Pumita y Gotita Fresquita se sentían muy felices con la idea de conocer ese nuevo mundo que se mostraba ante ellas, así que una vez que se habían despedido de sus nuevos amigos, siguieron a Olita hasta el fondo del mar y la visión que se mostró ante ellas les había dejado sin palabras, en solo un instante se vieron sumergidas en un mundo lleno de multitud de colores. Cientos de corales, peces de todas las formas y tonalidades así como otros seres hermosos invadían todos los rincones llenando de vida aquel lugar. Caballitos de mar, gambas y conchas marinas les saludaban a su paso.
Pumita se sentía muy feliz, desde que había descendido de las nubes había conocido a muchos amigos y lo mejor de todo es que sabía que aún tenía muchas aventuras que vivir conociendo lugares llenos de vida y de gran hermosura en un viaje apasionante que aún no había finalizado.
Fin
Ver primer capítulo en: El primer viaje de Pumita
Ver segundo capítulo en: Pumita y sus amigos del río
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