Cuento para reflexionar
Había una vez en España un hombre muy rico que habitaba un gran castillo cerca de una aldea. Quería mucho a sus vecinos pobres, y siempre estaba ideando medios de protegerlos, ayudarlos y mejorar su condición.
Plantaba árboles, hacía obras de importancia, organizaba y pagaba fiestas populares, y en las
Pascuas daba tantos regalos a los niños de la vecindad como a sus propios hijos.
Un día el dueño del castillo se levantó muy temprano, colocó una gran piedra en el camino de la aldea, y se escondió cerca de allí para ver lo que ocurría al pasar la gente.
Poco después pasó por allí un hombre con una vaca. Gruñó al ver la piedra, pero no la tocó. Prefirió dar un rodeo, y siguió después su camino. Pasó otro hombre tras el primero, e hizo lo mismo. Después siguieron otros y otros. Todos mostraban disgusto al ver el obstáculo, y algunos tropezaban con él; pero ninguno lo removió.Por fin, cerca ya del anochecer, pasó por allí un muchacho, hijo del molinero. Era trabajador, y estaba cansado a causa de las faenas de todo el día.
Al ver la piedra dijo para sí:–La noche va a ser obscura, y algún vecino se va a lastimar contra esa piedra. Es bueno quitarla de ahí. Y en seguida empezó a trabajar para quitarla.
Pesaba mucho, pero el muchacho empujó, tiró y se esforzó para hacerla rodar hasta quitarla de en medio.
Entonces vió con sorpresa que debajo de la gran piedra había un saco lleno de monedas de oro. El
saco tenía un letrero que decía: «Este oro es para el que quite la piedra.»
Hola Concepcion:
ResponderEliminarProdrias autorizarme para utilizar este cuento tambien para el examen de comprobacion de lectura en mi maestria?
Judith