martes, 28 de julio de 2009

Feng, El Potrillo Takhi.

Feng, El Potrillo Takhi. Escritora Japonesa. Cuentos educativos infantiles. Cuentos de caballos.

Feng solo pensaba en correr, la tierra se sacudía con mucha fuerza; Mongolia, conocida como “la tierra de los caballos” presenta sismos frecuentemente, mas en todo su año de vida, nunca hubo un sismo de magnitud similar.
Feng era un potrillo salvaje de raza taji o takhi (idioma de Mongolia) en occidente se conoce a los caballos de su raza como caballo Przewalski; su color era marrón oscuro y de noche parecía azabache. Vivía junto a la manada, viajando entre las estepas y desiertos de Mongolia, Kazajstán y parte de China; su padre era el semental de la manada y se llamaba “Rayo”.
El miedo aceleraba los latidos de su corazón y no paró de correr hasta que el movimiento sísmico se detuvo; mas al darse cuenta, la manada no estaba con él o mejor dicho, él no estaba con la manada. Estaba totalmente solo. Decidió regresar al lugar donde estaba, junto al grupo cuando todo empezó.
Empezaba a oscurecer, así que tendría que buscar donde pasar la noche antes de emprender nuevamente su recorrido al amanecer.
Llegó a un campamento de humanos y vio a unos camellos descansando, se acercó lenta y silenciosamente.
Los camellos lo miraron y uno de ellos le dijo:
- Pero si es un potrillo salvaje ¿Qué haces solo por aquí?
A lo que el potrillo respondió:
- Me llamo Feng y estoy buscando regresar junto con mi manada, me extravié en
el sismo, pues no los seguí para buscar refugio. ¿Me pueden ayudar a encontrarla?
Otro de los camellos le dijo:
- Mira Feng, no podemos ayudarte, porque estos humanos no podrían seguir sin
nosotros. Puedes pasar la noche aquí, pero te debes marchar al amanecer, pues si uno de estos hombres te ve, querrá capturarte y domarte luego.
Feng dudó un poco.
El camello le dijo:
- Es mejor que te quedes aquí, pues los lobos no se acercan al ver el fuego; si
estas solo, serías una presa fácil para ellos.
Feng aceptó, al amanecer se cuidó de no ser visto por ningún humano, se despidió de los camellos y emprendió su camino.
En su recorrido se encontró con un grupo de antílopes y les dijo:
- Hola, mi nombre es Feng, estoy buscando a mi manada, ayer en el sismo me
perdí…
El jefe de los antílopes se acercó y le dijo:
- Feng… si… Ayer vimos a tu manada y tu padre “Rayo” nos preguntó si no
habíamos visto a un potrillo llamado Feng, que significa “viento” en chino ¿No es cierto?
Feng se emocionó y les dijo:
- Sí, me pusieron ese nombre para que recuerde que un caballo debe ser como el
viento, libre… ¿Vieron a la manada? ¿Me pueden ayudar a encontrarla?
El antílope le respondió:
- Lo siento mucho, pero nos dirigimos al sur y no podemos ayudarte. Solo te recomiendo que tengas cuidado con los lobos y te alejes de los campamentos de los humanos.

Feng siguió su camino, se encontró con un rebaño de cabras y les dijo:
- Me llamo Feng y estoy buscando a mi manada, ¿La han visto? Ayer la perdí
en el sismo, pero sé que me están buscando, me lo dijeron las antílopes.
Las cabras respondieron:
- No la hemos visto, tal vez al ver a los humanos que nos cuidan, no han querido
acercarse a preguntar por ti…
En eso, Feng sintió que una cuerda le rodeaba el cuello y empezaba a ajustarle; había sido descubierto por los pastores que cuidaban a las cabras y ahora querían atraparlo.
Cuando una segunda cuerda le iba a ser echada al cuello, una de las cabras le gritó:
- ¡Corre, Feng, muévete! Nosotras nos encargamos…
Las cabras empezaron a correr en todas las direcciones , lo que hizo que los hombres dejasen de preocuparse por atrapar al potro y empezaron a juntar el rebaño nuevamente.
Uno de los hombres se lamento:
- ¡Maldición! Era una buena oportunidad para atrapar a ese caballo… y además
estaba solo, sin su manada… ¿Por qué sería?
Otro respondió:
- Atrapar a ese caballo no es tan importante, como lo sería si estas cabras se
dispersan nuevamente; buen trabajo que nos darían…
Feng seguía corriendo y cuando estuvo lo suficientemente lejos, paró asustado aún.
- Vaya que estuvo cerca - se dijo.
En eso escuchó un ruido…se quedó parado y puso las orejas tiesas como hacen los caballos ante un sonido extraño, para escuchar mejor.
- Lobos - se dijo - Hay lobos cerca, tengo que huir de aquí…
Empezaba a correr, cuando se apareció un lobo en su camino…
- Vaya, pero… ¿Qué tenemos aquí? Un potrillo extraviado - dijo - mirándolo
fijamente.
Otro lobo salió y dijo:
- Hemos oído que un potrillo se extravió ayer en el sismo y vaya suerte la
nuestra…
Otros lobos aparecieron y empezaron a rodearlo.
Feng tenía que escapar y empezó a dar patadas con las patas traseras, intentar morderlos era arriesgado, trataba de correr. Pero eran muchos lobos. En eso escuchó:
- ¡Feng! ¡Corre hijo, corre!
Su padre había llegado con todo el grupo, antes de rescatarlo, se puso detrás de la manada y los empujaba a un lugar seguro, las yeguas y los potrillos se quedaron ahí; mientras su padre junto con los otros machos corrieron a enfrentarse con los lobos; empezaron a luchar y los lobos al verse superados en cantidad y darse cuenta que los caballos no iban a dejarse vencer fácilmente, huyeron del lugar.
Después de pasado el susto, Feng se reunió con el grupo, se acercó a su madre y su padre, y estos lo acariciaron con sus hocicos. Feng preguntó cómo lo habían encontrado, ellos le dijeron que habían oído el incidente con las cabras y que ellas le dijeron la dirección que había tomado en su huida.
Feng estaba nuevamente junto con la manada y por seguridad sabía que tenía que permanecer cerca de sus compañeros.

Fin

miércoles, 22 de julio de 2009

Pumita regresa a las nubes.

Las aventuras de Pumita. Los mejores cuentos.

Cuarto capítulo

Pumita regresa a las nubes.


El sol brillaba con fuerza allá en lo alto del cielo, Pumita podía sentir el calor de sus rayos a medida que iba flotando, ascendía y ascendía vigorosamente hacia las nubes al tiempo que le decía adiós a sus amigos del mar. Era una sensación muy agradable, a su lado estaban Gotita Fresquita y Olita junto a otras cientos de gotitas que animadas se sentían porque pronto en casa estarían
- Hola amiguitas, me alegra volveros a ver- era Agua Brava que les saludaba a lo lejos al tiempo que se acercaba hacia ellas moviéndose dulcemente entre las ráfagas del viento que soplaba delicadamente
- Agua Brava, ¡qué alegría verte de nuevo! ¿Qué tal te ha ido en el río?- preguntó Pumita muy contenta por el reencuentro
- Fue fabuloso, me encontré con mis antiguos compañeros del Club de Rápidos. Las truchas Saltarín y Aletita me acompañaron todo el tiempo, ha sido muy divertido, y a vosotras, ¿cómo os ha ido en el mar?
- Hemos hecho muchos nuevos amigos- le comentó Gotita Fresquita- hemos conocido a Olita que está aquí con nosotras pero también a otros buenos amigos del mar, como el Cangrejo Colorín, la Estrella Marina, el Erizo Pincharitos y tampoco nos podemos olvidar de la gaviota Volarín
- ¿Me llamabais?- la gaviota Volarín había aparecido de repente con sus alas desplegadas, pero no aparecía sola, otras gaviotas volaban junto a ella- ¿vais a las nubes? Tened buen viaje amigas- les deseó alegremente mientras se alejaba fugazmente

Pumita se quedó mirando fijamente como Volarín se desplazaba por el cielo y fue entonces cuando se dio cuenta de que en ese otro tramo, desde el mar hasta las nubes, también vivían todo tipo de seres, había pájaros de diferentes especies, gaviotas y algún pelícano volaban felizmente y parecían saludar a un grupo de delfines que en la superficie del mar se les veía saltando ágilmente. Pumita no dejaba de sorprenderse, ¡era tan hermoso aquel lugar llamado Tierra!, no parecía existir ningún rincón en dónde la vida no emergiera, con sus seres maravillosos y sus tonalidades que impregnaban belleza a cada paso que daba, ¡había hecho tantos amigos!, ¡cuántas historias tenía que contar a sus amiguitas las gotitas cuando llegara a las nubes!
En aquellos pensamientos se encontraba Pumita cuando de repente sintió que el viaje había finalizado, estaba entrando ya en las nubes cuando nuevos reencuentros la volverían a sumergir en una gran felicidad. Granizo Redondito los esperaba impaciente, deseoso de contar a sus amigas sus aventuras vividas, a su lado se encontraba el profesor Nieve Helada que con gran entusiasmo les daba la bienvenida- queridos alumnos, me siento muy feliz de veros de nuevo, contadme vuestras aventuras, compartirlas con vuestros compañeros y todos aprenderemos.

¡Qué día tan feliz! Todos acudieron a la escuela y gotita a gotita fueron contando cómo había resultado aquel su primer viaje. Granizo Redondito también parecía mostrarse muy feliz, había descendido en un día que había hecho mucho frío y junto a otras gotitas habían caído congeladas como bolitas pequeñitas, ¡y qué ruido habían producido al caer sobre el suelo! Vaya, ¡cuántas aventuras habían vivido todas nuestras amigas las gotitas!, el profesor Nieve Helada les contaba que aquel había sido solo su primer viaje, bueno…, no para todos, pues para Agua Brava y para Olita, aquel había sido uno de sus cientos de viajes realizados, pero todos estaban ilusionados, pues el profesor les había contado que pronto volverían a hacer un nuevo viaje, y con él nuevas oportunidades para reencontrarse con sus amigos y conocer a otros nuevos, pues las aventuras de Pumita y de las demás gotitas de agua solo acababan de comenzar, ¿nos acompañarás?.

Fin

CAPITULOS DE LAS AVENTURAS DE PUMITA.

Primer capítulo. El primer viaje de Pumita.

Segundo capítulo. Pumita y sus amigos del río.

Tercer capítulo. Pumita conoce el mar.

viernes, 17 de julio de 2009

El oso polar.

El oso polar. Rima. Rimas infantiles. Rimas para niños. Textos infantiles. Cuentos con Imágenes.

Rima. El oso polar

Soy un oso blanco, soy un oso polar,
nací en Alaska, me gusta cantar.
Si quieres conmigo venir a jugar,
te invito a mi casa
y te enseño a pescar.

Autor: Gaby Higashionna

viernes, 10 de julio de 2009

La jirafa Clarita.

La jirafa Clarita. Escritora Argentina. Poesías de animales.

Aunque era hermosa y muy suave
se veía tan distinta
que abandonó a sus amigas
para olvidar su desdicha.

Una mañana, las flores,
al verla tan desdichada,
la vistieron con su encanto
y la adornaron con ramas.

Con sus luces titilantes
las estrellitas del cielo,
alumbraron a Clarita
mientras lloraba en silencio.

La lluvia, que sintió pena,
le regaló sus gotitas,
pero Clarita seguía
añorando sus manchitas.


Clarita ¿por qué estas triste?
le preguntó el viejo río,
cuando sonrías, el mundo,
se volverá más bonito.

Desde aquel día, Clarita,
poco a poco fue cambiando,
se olvidó de su blancura,
se ocupó de sus hermanos.

Las flores y las estrellas,
la lluvia y el largo río,
ayudaron a Clarita
a reencontrar su camino.

Su blancura la ayudó
a sentirse diferente,
ahora, confiada y feliz,
fue al encuentro de su gente.

Cuando al fin se enamoró
y tuvo muchos hijitos
algunos fueron manchados
y algunos fueron blanquitos.
(texto motivador: Clarita, la jirafa blanca de María Teresa Cibils)

Hecho el depósito de ley 11.723. Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial.
Nro. Expte. Direc. Nac. Derechos de Autor 757533.

viernes, 3 de julio de 2009

Trabalenguas


Me han dicho que tú has dicho un dicho que yo he dicho.
Ese dicho está mal dicho, pues si yo lo hubiera dicho,
estaría mejor dicho que el dicho que a mí me han dicho
que tú has dicho que yo he dicho.