viernes, 25 de noviembre de 2011

La verdad… ¿Es la verdad?

Cuentos populares de la India. Cuentos infantiles. Cuentos de reflexión.


El rey y el ermitaño


El rey había entrado en un estado de honda reflexión durante los últimos días. Estaba pensativo y ausente. Se hacía muchas preguntas, entre otras por qué los seres humanos no eran mejores. Sin poder resolver este último interrogante, pidió que trajeran a su presencia a un ermitaño que moraba en un bosque cercano y que llevaba años dedicado a la meditación, habiendo cobrado fama de sabio y ecuánime.

Sólo porque se lo exigieron, el eremita abandonó la inmensa paz del bosque.
–Señor, ¿qué deseas de mí? -preguntó ante el meditabundo monarca.
–He oído hablar mucho de ti -dijo el rey-. Sé que apenas hablas, que no gustas de honores ni placeres, que no haces diferencia entre un trozo de oro y uno de arcilla, pero todos dicen que eres un sabio.
–La gente dice, señor -repuso indiferente el ermitaño.
–A propósito de la gente quiero preguntarte -dijo el monarca-. ¿Cómo lograr que la gente sea mejor?
–Puedo decirte, señor -repuso el ermitaño-, que las leyes por sí mismas no bastan, en absoluto, para hacer mejor a la gente. El ser humano tiene que cultivar ciertas actitudes y practicar ciertos métodos para alcanzar la verdad de orden superior y la clara comprensión. Esa verdad de orden superior tiene, desde luego, muy poco que ver con la verdad ordinaria.
El rey se quedó dubitativo. Luego reaccionó para replicar:
–De lo que no hay duda, ermitaño, es de que yo, al menos, puedo lograr que la gente diga la verdad; al menos puedo conseguir que sean veraces.
El eremita sonrió levemente, pero nada dijo. Guardó un noble silencio.
El rey decidió establecer un patíbulo en el puente que servía de acceso a la ciudad. Un escuadrón a las órdenes de un capitán revisaba a todo aquel que entraba a la ciudad. Se hizo público lo siguiente: “Toda persona que quiera entrar en la ciudad será previamente interrogada. Si dice la verdad, podrá entrar. Si miente, será conducida al patíbulo y ahorcada”.
Amanecía. El ermitaño, tras meditar toda la noche, se puso en marcha hacia la ciudad. Su amado bosque quedaba a sus espaldas. Caminaba con lentitud. Avanzó hacia el puente. El capitán se interpuso en su camino y le preguntó:
–¿Adónde vas?
–Voy camino de la horca para que podáis ahorcarme -repuso sereno el eremita.
El capitán aseveró:
–No lo creo.
–Pues bien, capitán, si he mentido, ahórcame.
–Pero si te ahorcamos por haber mentido -repuso el capitán-, habremos convertido en cierto lo que has dicho y, en ese caso, no te habremos ahorcado por mentir, sino por decir la verdad.
–Así es -afirmó el ermitaño-.
Ahora usted sabe lo que es la verdad… ¡Su verdad!


El Maestro dice: El aferramiento a los puntos de vista es una traba mental y un fuerte obstáculo en el viaje interior.



viernes, 18 de noviembre de 2011

Abracadabra




Abracadabra




Ayer estudiando
mi libro de magia
aprendí el conjuro
del abracadabra.



Agité mi varita
sobre un sombrero de copa
y cambió de color
todita mi ropa.



Seguí practicando
el abracadabra
y se apareció
frente a mí una cabra.



Repetía y repetía
muy seguro el conjuro
y apareció a mi lado
un enorme canguro.



De pronto volando
apareció una abeja
y con mi varita
la convertí en oveja.



Ya vieron amiguitos
que aprender el conjuro
fue muy divertido
se los aseguro.



Gaby Higashionna.

jueves, 10 de noviembre de 2011

La fantasía de la abeja.

Cuentos populares de la India. Cuentos infantiles.Cuentos de reflexión.


La fantasía de la abeja



Era una abeja llena de alegría y vitalidad. En cierta ocasión, volando de flor en flor y embriagada por el néctar, se fue alejando imprudentemente de su colmena más de lo aconsejable, y cuando se dio cuenta ya se había hecho de noche. Justo cuando el sol se estaba ocultando, se hallaba ella deleitándose con el dulce néctar de un loto. Al hacerse la oscuridad, el loto se plegó sobre sí mismo y se cerró, quedando la abeja atrapada en su interior. Despreocupada, ésta dijo para sí: “No importa. Pasaré aquí toda la noche y no dejaré de libar este néctar maravilloso. Mañana, en cuanto amanezca, iré en busca de mis familiares y amigos para que vengan también a probar este manjar tan agradable. Seguro que les va a hacer muy felices”.
La noche cayó por completo. Un enorme elefante hambriento pasó por el paraje e iba engullendo todo aquello que se hallaba a su paso. La abeja, ignorante de todo lo que sucediera en el exterior y cómodamente alojada en el interior del loto, seguía libando.
Entonces se dijo: “!Qué néctar tan fantástico, tan dulce, tan delicioso!
¡Esto es maravilloso! No sólo traeré aquí a todos mis familiares, amigos y vecinos para que lo prueben, sino que me dedicaré a fabricar miel y podré venderla y obtener mucho dinero a cambio de ella y adquirir todas las cosas que me gustan en el mundo”. Súbitamente, tembló el suelo a su lado. El elefante engulló el loto y la abeja apenas tuvo tiempo de pensar: “Éste es mi fin. Me muero”.


El Maestro dice: Sólo existe la seguridad del aquí-ahora. Aplícate al instante, haz lo mejor que puedas en el momento y no divagues.



jueves, 3 de noviembre de 2011

Mi caballo.

Escritora Argentina. Poesías de animales.



Súbete a mi caballo
que inventaremos un mundo,
este alazán lo he comprado
para recorrerlo juntos.

Como es muy gordo y muy alto,
le cuesta subir la cuesta,
aunque eso importa muy poco
si es un caballo con ruedas.

Nos iremos a la playa
a construir castillitos,
hechos de arema y de agua
por las manos de chiquitos.

Y mientras mi caballo trota,
no tengas miedo, mi niño,
porque es caballito manso
que quiere mucho a los chicos.

Súbete a mi caballo
que ahora se ha puesto alas,
para que mires el mundo
desde una nube rosada.

No tengo más que un caballo
que quiere darte alegría,
no te pierdas esta fiesta
que significa la vida.


Hecho el depósito de ley 11.723. Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial.
Nro. Expte. Direc. Nac. Derechos de Autor 757533.