sábado, 25 de agosto de 2012

Navegamos rumbo... Rusia - Las dudas de Trioska

Encontrado en el blog "Cuento a la vista"


Texto por Rebeca Amado
Ilustración por Raquel Blázquez

Ahora que ha llegado el otoño y estamos instalados en la rutina es el mejor momento para viajar desde las aulas o desde el sofá de casa con la imaginación. Desde este pequeño rincón del gran océano Internet os propondremos cada semana un país al que viajar con la mente para aprender un poco más de cualquier parte del mundo. A través de leyendas, personajes inventados, y grandes aventuras crearemos la excusa perfecta para explorar la geografía, cocina, cultura y, por supuesto la literatura, de los cinco continentes.

Nos embarcamos en este gran viaje para despertar en los más pequeños una curiosidad imparable por ver conocer y comprender por sí mismos todo lo que nos rodea. Todo el mundo a bordo porque zarpamos ya ¡a la conquista de la libertad de pensamiento!


Esta semana rumbo a Rusia: “Las dudas de Trioska”
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La pequeña tienda de antigüedades que estaba junto a la Plaza Roja de Moscú pasaba desapercibida entre los transeúntes, excepto para aquellos turistas que sentían la curiosidad por llevarse un pedacito del antiguo Imperio Ruso. Cierto era que, al abrir su puerta, sus muebles de madera, su iluminación tenue, y la música de gramófono te transportaban a otra época. Una colección de muñecas tan antigua como la propia tienda presidía la estancia.

Una familia de madera que había llegado a manos de la abuela de la dueña, Doña Anastasia, en su décimo cumpleaños. La figura más pequeña de la colección se llamaba Trioska hija de Oska, y Ka y nieta de Matrioska; la gran figura madre que reinaba en la estantería, y que cada domingo por la tarde, cuando Doña Anastasia cerraba la tienda, les contaba la historia de su linaje.

“El invierno de 1890, uno de los más fríos que se recuerdan, el carpintero Serguei salió al bosque a recoger madera como de costumbre. La nieve cubría gran parte del suelo lo que dificultó mucho su tarea, pero justo antes de darse por vencido y volver a casa sin una sola pieza, se fijó en un montón de nieve que sobresalía en el llano. Se acercó pensando que se trataría de un animal agazapado y al agacharse vio el más hermoso de los troncos que nunca antes había recogido. La madera, blanquecina, parecía brillar bajo los primeros rayos, y del grueso del tronco surgía un halo de vida. Serguei cogió con todas sus fuerzas el tronco en sus manos y lo llevó a casa. El maese carpintero quedó fascinado con la energía que desprendía de aquel tronco, tanto que no supo qué fabricar con él. Una madera tan especial debía convertirse en algo único.

Serguei no pudo ni comer ni dormir durante varios días, la obsesión por aquel tronco lo perseguía día y noche. Finalmente cayó rendido por el cansancio y al despertar vio con claridad que de aquella pieza de madera saldría la más preciosa de las muñecas.

Una semana después tras horas y horas de trabajo de manos de Serguei nació Matrioska, la primera muñeca rusa. La belleza de la muñeca impidió a Serguei ponerla en venta. Cada mañana al despertar el creador daba los buenos días a su obra maestra hasta que, un buen día, Matrioska le devolvió el saludo. Serguei se sintió feliz por tener a alguien con quien hablar pero no pudo evitar darse cuenta de que Matrioska estaba triste.

Matrioska, un poco avergonzada, le explicó a Serguei que ella veía cada día por la ventana a los pájaros con sus crías, a los osos con sus oseznos, y hasta a las orugas que parecían verse perseguidas por millones de oruguitas que se enganchaban unas a otras, y ella sentía que querría tener una hija.
- Pero entonces -respondió Serguei- tendría que abrirte y sacar la madera de dentro de ti, y sería doloroso y nada fácil.

- Ya sabes que en la vida las cosas importantes siempre suponen pequeños sacrificios - respondió la dulce Matrioska.

Y así fue como el viejo Serguei abrió a Matrioska y extrajo cuidadosamente la madera de su interior para hacer una muñeca, casi gemela, pero un poco más pequeña, a la que llamó Trioska. Al cabo del tiempo Trioska sintió la misma necesidad de ser madre, y así fue como nació Oska. Cuando Oska pidió a Serguei que crease a su hija solo quedaba un pequeño trozo de madera y solo una muñeca más podría fabricarse. Entonces Serguei fabricó un pequeño muñeco, y antes de terminarlo, le dibujó unos enormes bigotes y lo puso ante el espejo diciéndole:

- Mira Ka,... tú tienes bigotes. Eres un hombre, o sea, recuerda que no puedes tener un hijo de dentro de ti. Y la familia quedó completa."

Y así fue como nos convertimos en el símbolo de Maternidad - finalizó la abuela Matrioska.

Acto seguido el abuelo Ka, siempre atento a la narración, apostillaba:

– No solo un símbolo de maternidad, sino un símbolo ruso tan internacional como la Plaza Roja, o tan imprescindible como el mismísimo Volga. ¡Un pilar de esta gran nación! - exclamaba.

Pero la pequeña Trioska había escuchado la historia demasiadas veces y para cuando la abuela Matrioska terminaba, su imaginación ya había volado a cientos de kilómetros de la tienda.

Un buen día Trioska escuchó desde la estantería cómo un turista le explicaba a su acompañante que el origen real de aquellas muñecas no era ruso, sino japonés. En un primer momento Trioska no daba crédito a lo que acababa de escuchar:

- ¡Cómo se atreve ese señor a contar semejante mentira! - pensó.

Al cabo del rato, tras reflexionar detenidamente, le asaltaron las dudas:

- ¿Cómo puedo estar tan segura de que aquel chico mentía? - se dijo. - Después de todo la historia de mi abuela es la única que he oído, nunca he salido de esta tienda, y ella tampoco. La historia de aquel chico de tierras lejanas puede ser tan cierta como la de mi abuela ¡vaya lío!

Las dudas no le dejaban pensar con claridad - No quiero disgustar a mi abuela ni a mis padres pero tengo que salir de aquí. Necesito ver otros lugares, conocer a más gente y algún día volver para contar mis propias historias - exclamó.

De repente,sin pensarlo dos veces, Trioska saltó hasta el bolso de aquel joven turista, rumbo a cualquier parte.

Para resolver las dudas de Trioska vamos a necesitar vuestra ayuda. Sabéis...
¿Cual es la relación entre las Matrioskas y Japón?
¿Cuál es el monumento más importante de la Plaza Roja? ¿Quién lo diseñó?
¿Qué o quién es Volga? ¿Rusia siempre se ha llamado Rusia?

sábado, 18 de agosto de 2012

Navegamos rumbo... Rusia - Artabán, el cuarto rey mago

Encontrado en el blog "Cuento a la vista"
Ilustración y leyenda rescatada por Raquel Blázquez

Los últimos días de clase antes de las Navidades, todos aprovechábamos para escribir la carta a los Reyes Magos y cotillear que se habían pedido nuestros amigos y compañeros de clase. El año pasado, había llegado a mi clase un niño nuevo. Era de Moscú y no hablaba muy bien castellano. La profe le sentó a mi lado, cosa que al principio no me gustó nada, pero que poco a poco fue teniendo su gracia.

Conforme Dimitri aprendía español, me iba contando historias de su país que me parecían muy divertidas. Al final del primer trimestre del año pasado, en un recreo, me contó una historia que siempre contaba su abuelo en Navidad. Era una vieja leyenda rusa que hablaba de la existencia de un cuarto rey mago.

- Mi abuelo siempre empezaba su historia así… “Cuenta una leyenda que fueron cuatro y no tres los Reyes Magos de Oriente. En un principio partieron juntos, siguiendo a la estrella de oriente, para adorar al niño Jesús, Pero el cuarto rey, que llevaba vino y aceite como presente, se vio sorprendido por un imprevisto.


Tras varios días de camino, los cuatro reyes se internaron en el desierto. Una noche les pilló de sopetón una tormenta. Todos los reyes se resguardaron bajo amplios mantos tras sus camellos, pero el cuarto rey, al que todos conocían como Artabán y que solo contaba con un burro, buscó resguardo en la cabaña de un pastor.

A la mañana siguiente, ya pasada la tormenta, esta había desperdigado todas las ovejas del pobre pastor quien no tenía forma de volver a reunirlas. Ante esta situación, Artabán se encontraba ante un dilema: si ayudaba al pastor se retrasaría de la caravana y no conocía el camino. Pero, por otro lado, su buen corazón le decía que no podía dejar así a aquel pastor. Así que decidió quedarse a ayudarle.

Cuando terminó se dio cuenta de que los otros reyes ya estaban muy lejos y que no podría alcanzarles, pero continuó su viaje tratando de acelerar el paso para acortar las distancias. Cada vez que se acercaba a la caravana se encontraba con otro pobre que necesitaba de su ayuda. Mientras prestaba su ayuda, la estrella ya se había perdido y solo quedaban huellas medio borrosas de los otros reyes. Trató de seguirlas pero tuvo que detenerse muchas otras veces para auxiliar a otras personas.

Tras muchos años, ya muy anciano, llegó a Jerusalén y allí se encontró con Jesús al que le pidió perdón por no haber ido a adorarle cuando era un niño. Jesús lejos de estar enfadado, se alegró de haberle conocido por fin, ya que le habían hablado de las buenas acciones que había realizado.”

sábado, 11 de agosto de 2012

Navegamos rumbo a... India- El rey de los monos

Encontrado en el blog "Cuento a la vista"


Leyenda recogida por Rebeca Amado
Ilustración de Raquel Blázquez

El rey de los monos, conocido en toda la India por su arrogancia y temido por su poder, creía que nadie podía enseñarle nada puesto que él era el más sabio, y que nunca nadie podría llevarle la contraria, pues él nunca estaba equivocado.

Una mañana llegó a sus oídos que un tal Buda, al que todos adoraban y escuchaban, estaba cerca predicando sus enseñanzas sin haberle tenido en cuenta. El rey mono acudió en su busca para pedirle explicaciones.

– Señor, me extraña que siendo yo quien soy no hayáis enviado a alguien a buscarme para conocerme - le reprochó.

-Soy el rey de millares de monos. Tengo un gran poder y lo sé todo- añadió

El Buda permaneció frente al rey sonriente y en silencio, y esto le enfureció aún más.

-No lo dudéis, señor –gritó. Soy el más fuerte, el más rápido, el más resistente y el más diestro. Por eso soy el rey de los monos. Si no lo creéis, ponedme a prueba. No hay nada que no pueda hacer. Si lo deseáis, viajaré al fin del mundo para demostrároslo.

El Buda seguía en silencio, pero escuchándolo con atención. El rey de los monos añadió:

- Ahora mismo partiré hacia el fin del mundo y luego regresaré de nuevo hasta aquí. Os demostraré lo poderoso que soy - Tras estas palabras partió.

Viajó durante días y días. Cruzó mares, desiertos, dunas, bosques, montañas, canales, estepas, lagos, llanuras, valles... Finalmente, llegó hasta cinco columnas que le separaban de un inmenso abismo y se dijo: No cabe duda, he aquí el fin del mundo. Acto seguido dio media vuelta y volvió sobre sus propios pasos. Surcó de nuevo los desiertos, dunas y valles hasta que llegó al lugar de partida frente al Buda.

- Ya me tienes aquí -dijo victorioso-. Habrás comprobado, señor, que soy el más intrépido, hábil, resistente y capacitado. Por este motivo soy el rey indiscutible de los monos.

El Buda, sin dejar de sonreír, solo dijo:

- Mira dónde te encuentras­.

El rey de los monos se quedó inmóvil y avergonzado al darse cuenta de que estaba en medio de la palma de una de las manos del Buda, es más, ni siquiera había salido de allí durante su gran aventura. Había llegado hasta sus dedos, que tomó como columnas, y más allá sintió el abismo.
Buda sentenció:

- ¿Hacia donde te guían tu impertinencia y arrogancia? Con la arrogancia no se aprende ni se avanza.

Sabías ... ¿Quién es Buda? ¿Por qué son sagrados los monos en la India? ¿Cuál es la especie de monos que invade las calles y oficinas de Nueva Delhi? ¿Qué otro animal es sagrado en India?

sábado, 4 de agosto de 2012

¿Conoces al rey de los enanos?

Encontrado en el blog "Cuento a la vista"
¿Qué enano soy?

Por Frauke Samland

Érase una vez que se era...aunque a lo mejor no era... que vivía un rey riquísimo en un reino grandísimo. Este rey poseía todas las cosas que deseaba. Aún así estaba muy triste porque le faltaban verdaderos amigos. Todos los presuntuosos cortesanos que le rodeaban siempre decían lo que él quería oír. Esto disgustaba mucho al rey.

El súbdito que mejor le caía era su querido pintor de cámara. Le gustaba tanto que el rey a veces solía visitarle en su estudio yendo a pie hasta el otro lado del palacio real. El pintor retrataba al rey y también a las princesas y los príncipes: pintaba a toda la corte, incluso a aquellos cortesanos presuntuosos.

El rey se aburría cada vez más así que un día pidió a su pintor: “Pintor, ¡píntame otra cosa!” “¿Pero qué?” preguntó éste. “Píntame una composición que ningún artista se haya atrevido a pintar antes, ¡algo extraordinario!“contestó entonces el rey.

Enseguida empezó a dar vueltas sobre qué sorprendente cuadro podría gustarle al rey. Muy pronto se dio cuenta de que la familia real no solo estaba rodeada de presuntuosos cortesanos sino que también existían entre ellos unos personajes alegres: los bufones y los enanos. Ellos eran los que intentaban animar al rey. El artista decidió pintar a aquellos bajitos y torcidos enanos, que encarnaban justo lo opuesto de la presuntuosa y extravagante pedantería de la corte. Así que fue llamando a los pequeños bufones a su estudio.

Primero llegó don Diego de Acedo en su traje más fino para dejarse pintar. Don Diego era un hombre importante. Gracias a él, el rey no tenía que firmar ningún documento en persona.

Don Sebastián de Morra apareció después y también se dejó pintar con placer. Era el compañero del príncipe y acababa de volver desde los Países Bajos. Sebastián tenía una personalidad tenaz. Por eso el infante le permitía seguir poniéndose la ropa colorida de su tierra materna a pesar de que la corte vestía de negro.

Francisco Lezcano era un personaje alegre. Solía acompañar al rey en las cazas reales y ayudaba a capturar al venado.

Calabacillas era un personaje excepcional. Todos los presuntuosos cortesanos estaban convencidos de que tenía la cabeza hueca, pero en realidad era muy listo. Con su mirada de loco les tomaba el pelo a todos mientras secretamente se reía sobre la necedad de aquellos.

Cuando el rey contempló a sus pequeños compañeros en los lienzos del pintor se quedó maravillado, así que le encomendó otro cuadro. Quería que éste representase a la familia real con los enanos a su lado.

El pintor se puso a trabajar y a trabajar, y a trabajar… y creó una obra que con el tiempo se convertiría en su cuadro más famoso. Un cuadro con la infanta en el centro rodeada de cortesanos y enanos. Y no solo eso: si observas con mucha atención este cuadro, podrás encontrar también al rey y a la reina dentro del cuadro…



El cuento está inspirado en uno de los pintores más importantes del arte español: ¿Sabes de qué cuadro y de qué pintor estamos hablando? ¿Y sabes quién es el enano de la ilustración?