domingo, 15 de diciembre de 2013

Mir y yo


Mir y yo - (¡ah!, esa risa de Mir...)
¡Ah!, esa risa de Mir
me campanillea el alma,
me hace cosquillas, me alegra,
me da certezas, me calma.
¡Ah!, esa risa de Mir,
que flota como una brisa,
le da alegría a mi día,
hace reír a mi risa.
¡Ah!, esa risa de Mir
revolotea por mi casa;
¡ah!, esa risa de Mir,
que me acaricia y me abraza.
  


“Somos raros”, dice Mir
—yo asiento con la cabeza;
somos raros, es muy cierto,
es la única certeza.
“Somos raros”, dice Mir,
“tan raros como marcianos”
—que se miran a los ojos,
que caminan de la mano.
“Somos raros”, dice Mir,
“más raros que qué sé yo”
—somos raros, muy, muy raros,
¡así somos Mir y yo!
Douglas Wright


domingo, 8 de diciembre de 2013

El otro Rey.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Yo soy un marciano que vive en la Luna



Yo soy un marciano
que vive en la Luna,
soy un venusino
que en Venus no está;
yo soy un pigüino
perdido en la bruma,
soy un campesino
en la Gran Ciudad.

Yo soy un marciano
que vive en la Luna,
soy un astronauta
sin traje espacial;
soy un submarino
en una laguna,
soy un barco hundido
dele navegar.

Yo soy un marciano
que vive en la Luna,
en el lado oculto,
del lado de atrás;
yo soy un marciano
que vive en la Luna,
y que, de esa casa,
ya no se va más.

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Canción: Yo soy un marciano que vive en la Luna

domingo, 24 de noviembre de 2013

COPIHUAPI




Cuenta la historia que, debajo de mi pueblo, existe un lugar llamado Copihuapi. Este lugar está habitado por unos duendes pequeñitos, apenas del tamaño de un gato flaco. Sus narices son puntiagudas y sus orejas largas, casi tan largas como las de los conejos. Viven en forma muy organizada. Cada uno de ellos tiene una función específica que debe cumplir para que la comunidad no se desarticule. Hay cocineros, lavadores, médicos de duendes, maestros, agricultores, bomberos, pintores, constructores de casitas y todas las profesiones necesarias para que su sociedad siga adelante con comodidad.

Excepto una: no hay fabricantes de gorros. Ningún copihuapense pudo aprender a hacer gorros ni sombreros y todos andarían con la cabeza descubierta si no fuera porque salen por las noches a cazar medias.


Cuando todo mi pueblo está inmóvil y el silencio se trenza con la oscuridad bajo los álamos... a la hora en que la luna sube a lo más alto del cielo, los duendes salen atravesando sus túneles parecidos a madrigueras y se esconden debajo de las camas. Esperan a que los chicos estén soñando con ángeles y misterios, para asomarse, despacito y silenciosamente, y empezar la cacería. Como son muy coquetos no les gusta usar el mismo gorro todos los días ni tener gorros del mismo color, por eso capturan una sola media de cada par y las llevan poco a poco para que nadie sospeche. Imaginen que, de pronto, en una casa falten todas las medias que corresponden a los pies derechos de la familia... se armaría un lío bárbaro... todos andarían con un pie desabrigado y buscarían resolver el misterio de la desaparición. En cambio, al faltar sólo alguna, los grandes creen que se la tragó el lavarropas o que se la llevó el perro para mordisquearla.
Apenas cazan una media, los duendes se la ponen en la cabeza. Algunos la usan con la punta anudada, otros la arremangan hasta que queda como un casquito y también están los que la llevan con el extremo colgando y le cosen un adorno (como un cascabel, un pompón o un botón dorado). Después vuelven a su hogar y cuando se reúnen con sus amigos presumen y compiten para ver quién lleva el gorro más bonito.
Pero los duendes de las medias son muy agradecidos. Cuando se llevan una media, dejan a cambio un obsequio para quien había sido su dueño. Casi siempre son cosas que pasan desapercibidas, cosas que llegan sin que nos demos cuenta, como un sueño muy lindo o un deseo que se cumple, una musiquita que nos arrulla mientras dormimos, una brisa fresca que entra por la ventana en el verano. Pero a veces nos dejan cosas que sí podemos tocar, aunque no sepamos cómo llegaron: una piedrita de hermoso color, un caracol que se arrastra dejando una huella brillante sobre las baldosas, el silbido finito de un pájaro frente a la ventana o un par de mariposas que revolotean sobre un charquito.
Lo importante es que los chicos sepan, y puedan contarle a sus mamis, que cuando falta una media no se perdió por descuido. Sino que, en realidad, un copihuapense la cazó y, seguramente, anda por "Copihuapi" luciéndola sobre su cabeza.

AUTORA: Isabel Ali
E-MAIL: carolamonaldeschi@yahoo.com.ar


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domingo, 17 de noviembre de 2013

Sam y Rigoberto

PULSA AQUÍ PARA ESCUCHAR: Sam y Rigoberto



Rigoberto y Sam tienen una gran afición.
Les gusta el senderismo y la conversación,
más tienen un gran problema en su relación.
Hacen largas caminatas,
de a cien metros -a veces hasta más-
y tardan en cubrirlas entre tres o cuatro horas,
eso da como mucho rato para hablar.
Pero apenas consiguen decirse, antes de la ruta terminar, un:
—Hola…
—mi…
—buen…
—amigo,…
—¿Qué…
—tal…
—estás?
Sam es un saltamontes y Rigoberto un caracol.

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Sam y Rigoberto escrito por cuentos-cortos.deegroove.com bajo licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Itzelina y los Rayos de Sol

Itzelina y los Rayos de Sol
RESPETO AL BIEN COMUN

Itzelina Bellas Chapas es una niña muy curiosa, que se levantó temprano una mañana, con la firme intensión de atrapar para ella sola, todos los rayos del sol.

Una ardilla voladora, que brincaba entre árbol y árbol, le gritaba desde lo alto ¿A dónde vas Itzelina?, y la niña respondió.
- Voy a la alta montaña, a pescar con mi malla de hilos, todos los rayos del sol, y así tenerlos para mi solita.
- No seas mala bella Itzelina, le dijo la ardilla angustiada, deja algunos pocos para que me iluminen el camino, y yo pueda encontrar mi alimento.


- Está bien amiga ardilla, le contestó Itzelina, no te preocupes ni apenes, que tendrás como todos los días, rayos del sol para ti.


Siguió caminando Itzelina, pensando en los rayos del sol, cuando un inmenso árbol le preguntó ¿Por qué vas tan contenta Itzelina?
- Voy a la alta montaña, a pescar con mi malla de hilos todos los rayos del sol, para tenerlos para mi solita, y poder compartir algunos con mi amiga, la ardilla voladora.

El árbol muy triste le dijo:
- También yo te pido amiga Itzelina, que compartas conmigo un poco de sol, por que con sus rayos es que podré seguir creciendo, y más pajaritos podrán vivir en mis ramas.
- Claro que sí amigo árbol, no estés triste que también guardaré unos rayos de sol para ti.

Itzelina empezó a caminar más rápido, por que llegaba la hora en que el sol se levantaba y ella quería estar a tiempo para atrapar los primeros rayos que lanzara.
Pasaba por un corral, cuando un gallo que estaba parado sobre la cerca la saludó.
- Hola bella Itzelina ¿A dónde vas con tanta prisa?
- Voy a la alta montaña, a pescar con mi malla de hilos, todos los rayos del sol, y así poder compartir algunos con mi amiga la ardilla voladora para que encuentre su alimento, y con mi amigo el árbol para que siga creciendo y le de hospedaje a muchos pajaritos.
- Yo también te pido algunos rayos de sol, le dijo el gallo, para que pueda saber en las mañanas a qué hora debo cantar, y los adultos lleguen temprano al trabajo y los niños no vayan tarde a la escuela.
- Claro que sí amigo gallo, también a ti te daré algunos rayos de sol, le contestó Itzelina Bellas Chapas.
Itzelina siguió caminando, pensando en lo importante que eran los rayos del sol para las ardillas y para los pájaros, para las plantas y para los hombres, para los gallos y para los niños. Entendió que si algo le sirve a todos, no es correcto que una persona lo quiera guardar para ella solita, por que eso es egoísmo.
Llegó a la alta montaña, dejó su malla de hilos junto a ella, se sentó a esperar el sol y le dio los buenos días. Ahí, sentadita y sin moverse, vio cómo lentamente los árboles, los animales, las casas, los lagos y los niños se iluminaban y se llenaban de colores gracias a los rayos del sol.

AUTOR: LUIS ANTONIO RINCÓN GARCÍA
PAIS: México
E-MAIL:
rincon_l@yahoo.com.mx

domingo, 3 de noviembre de 2013

Mi sueño soñaba un sueño...


Mi sueño soñaba un sueño,
¿qué soñaba?, no lo vi;
mi sueño soñaba un sueño,
tal vez me soñaba a mí.


domingo, 27 de octubre de 2013

María y el plan maestro

María y el plan maestro

Un día, mientras María paseaba junto a su madre le preguntó:
—¿Por qué todo el mundo camina tan serio por la calle?
A lo que su madre, sin dudarlo un instante, le contesto:
—Sólo esperan que alguien les dé una gran sonrisa para poder devolvérsela. Si quieres, puedes intentarlo —Añadió.
María se quedó pensativa durante un rato y  urdió lo que a partir de entonces sería su gran

plan maestro: “Conseguiré que todo el mundo camine por la calle con una gran sonrisa en la boca.
Y su primer objetivo sería la señora Paula. Todo un reto.
La señora Paula tenía ochenta y un años. Vivía en una pequeña casita camino de la casa de María y nunca la visitaba nadie. Se la podía encontrar siempre a la entrada, sentada en una vieja silla de enea, pelando cebollas, patatas o en algún otro quehacer. Siempre permanecía muy seria y rara vez devolvía la mirada.
El primer día del comienzo de su plan maestro María bajó a pasear con su madre, caminaba visiblemente emocionada, ansiosa por llegar a casa de la señora Paula. Tirando del brazo de su madre, llegaron prácticamente corriendo hasta la casa de la anciana. La encontraron sentada a la entrada, pelando granadas y tan seria como de costumbre. María se colocó delante de ella, se atusó un poco el pelo y le dedico su más amplia sonrisa, esperando que le devolviese el gesto, pero la señora Paula simplemente levanto la mirada, la miro algo extrañada y continuo pelando sus granadas.
María se quedo algo desconcertada: —¿Qué había pasado? ¡El ardid no había funcionado! —se exclamaba —. No importa —pensó —, seguiré intentándolo hasta que mi plan maestro surta efecto.
Así, día si, día también, María se plantaba delante de la señora Paula y le dedicaba su más amplia sonrisa. A lo qué, día a día, la señora Paula le iba devolviendo cada vez una mirada más amable y una sonrisa más amplia. Al cabo de tan sólo unos pocos días, el plan maestro de María había funcionado. La señora Paula esperaba cada día la llegada de María con una amable sonrisa en la boca.
Era sólo el comienzo.

Creative Commons License
María y el plan maestro por cuentos-cortos.deegroove.com bajo licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.
 
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Imagen por: Silberschuh (Michaela Steininger). http://www.rgbstock.com/user/Silberschuh

domingo, 30 de junio de 2013

Toño y la Sirena





martes, 11 de junio de 2013

Los cuentos que cuentan nuestr@s alumn@s

Desde el 23 de abril (día del libro) y durante el mes de mayo, con motivo del día de Canarias, todo el alumnado del centro ha participado en la elaboración de estos dos "cuentos en común", narrados por alumnos y alumnas de todas las aulas.
Todos estamos muy orgullosos por el trabajo realizado por nuestros chicos y chicas.
¡Esperamos que les gusten!



lunes, 20 de mayo de 2013

LA RANA SORDA



Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo.

Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo.

Cuando vieron cuan hondo era el hoyo, le dijeron a las dos ranas en el fondo que para efectos prácticos, se debían dar por muertas.

Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas.

Las otras seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles.

Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió.

Ella se desplomó y murió.

La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible.

Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenia caso seguir luchando.

Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que finalmente logró salir del hoyo.

Cuando salió, las otras ranas le dijeron:"nos da gusto que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos".

La rana les explicó que era sorda, y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y salir del hoyo.

MORALEJA

1. La palabra tiene poder de vida y muerte. Una palabra de aliento a alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarlo y finalizar el día.

2. Una palabra destructiva dicha a alguien que se encuentre desanimado puede ser lo que lo acabe por destruir.

Tengamos cuidado con lo que decimos.

3. Una persona especial es la que se da tiempo para animar a otros.


Fuente: Del libro "La culpa es de la vaca", compilado por Jaime Lopera Gutiérrez y Martha Inés Bernal trujillo. Ed. Intermedio.

martes, 30 de abril de 2013

El Tesoro al final del Arco Iris

EL TESORO AL FINAL DEL ARCOIRIS


AMISTAD
Había una vez, en un pueblo rodeado de montañas azules y desiertos, tres amigas que se querían mucho: se llamaban Rosy, Regina y Sofía ¡ Eran las mejores amigas del Mundo! Por las tardes, al salir de la escuela, se iban caminando juntas a sus casas.Un día, luego de salir de clases, se dieron cuenta que Sofía estaba llorando. De inmediato le preguntaron qué le pasaba.
•  Es que estoy muy triste porque mi papá no podrá venir para mi cumpleaños.-respondió ella.
Hacía tres años que su papá se había tenido que ir a trabajar en la pizca, al otro lado de la frontera. Cada cumpleaños de su hijita, el señor volvía sin falta para festejarla, y era la época más feliz para la niña. Pero una noche antes, había escuchado sin querer una conversación en la cual su mamá le decía a su abuelita que la cosecha de tomate se había arruinado con las nevadas, y por tanto, su papá no tenía dinero para regresar al pueblo. Desafortunadamente, la familia tampoco tenía dinero para mandarle.
•  ¡ Tengo una idea! - exclamó Rosy:- Mi abuelita Cuquita, que está en el cielo, me platicó una vez que al final del arcoiris hay
un tesoro de monedas de oro. Si lo encontramos, ese tesoro será suficiente para traer a tu papá de vuelta. Iremos juntas a buscarlo.
Los días pasaron, sin rastro del arcoiris. Una tarde al finalizar las clases, luego de la lluvia cantarina, el sol asomó su carita entre las nubes, y un arcoiris precioso apareció .Las niñas estaban emocionadas. ¡ Ahora, tenían que emprender el camino para hallar el tesoro!
Por primera vez en su vida, en lugar marcharse hacia sus hogares, se dirigieron hacia el Cerro de las Noas, detrás del cual estaba la Gran Ciudad. Ahí parecía estar el final del arcoiris. Las niñas iban admirando las florecillas que la lluvia había adornado con gotitas de diamantes.Caminaron por mucho tiempo, y Regina preguntó:
•  ¿Cuánto falta para llegar? Me duelen los pies, y ya me está dando hambre.
•  Hay que preguntarle a la señora ardilla.- sugirió Rosy, divisando a uno de estos animalitos, que observaba curioso al trío de chiquitas :- Hola,
•  señora ardilla...¿Falta mucho para llegar al final del arcoiris?
La ardilla sacudió la cabeza como diciendo " NO".
•  Ya ven - dijo Rosy :- Al ratito llegamos
Siguieron, ahora de subida, llenas de esperanza. Avanzaron entre los cactus y los conejitos que se asomaban a verlas, y ayudándose las unas a las otras cuando era necesario. De repente, el sol y el arcoiris se esfumaron, y se hizo de noche.
- ¡ Ya se fue el arcoiris! - dijo muy decepcionada Sofía. Fue cuando se dieron cuenta que no podrían regresar a casa, ya que la oscuridad se los impedía, y Rosy, que era la más decidida, determinó:
•  Ya casi llegamos a la cima. Pasaremos ahí la noche, y mañana, encontraremos el tesoro. No te apures, Sofía
•  Sí - afirmó Regina:- No te apures, Sofis, que vamos a encontrar ese tesoro para tu papá.
A pesar de los ruidos del viento y los aullidos de los coyotes, las niñas trataron de ser valientes, y tomándose de la mano, llegaron a lo más alto del Cerro. Ahí, la imagen enorme y silenciosa de un Cristo con los brazos abiertos las esperaba.
•  Él nos cuidará. ¡ Qué altote está! - dijo Sofía, muy animada. Bajo sus pies, la Gran Ciudad se desplegaba llena de luces de colores. Las niñas se sentaron al pie de la imagen, y abrazándose trataron de darse calor. De pronto, unos gritos las asustaron. ¿Quién sería, en medio de la noche? Unos hombres se acercaron a las pequeñas, con linternas en la mano.
•  ¡ Niñas! - les dijo uno de ellos, bigotón y de cara bondadosa:- ¡ Mucha gente las ha estado buscando, gracias a Dios que las encontramos!
Las llevaron en un automóvil a la Gran Ciudad, para que pasaran la noche bajo techo. Mientras les daban de cenar, las niñas explicaron a sus salvadores su odisea, y el motivo que las había llevado a emprender la excursión tan lejos de casa. La noticia del salvamento de las pequeñas y su historia se regó hasta en los programas de radio y televisión de la localidad. Al día siguiente, cuando las llevaron de vuelta a casa, las niñas pidieron perdón a sus familias por haberse ido sin permiso, y el señor bigotón las había encontrado expresó:
•  Ahora que están todos reunidos, y que ya pidieron perdón a sus papás, ¡les tenemos una sorpresa!
La historia de amistad de las pequeñas habían conmovido tanto a los habitantes de la ciudad, que habían organizado una colecta para traer de vuelta al papá de Sofía. ¡ Qué alegría! Había dinero más que suficiente para ello, y las niñas brincaban de contento.
Después de todo, la abuelita Cuquita había tenido razón. Al final del arcoiris, estaba el tesoro más maravilloso que cualquier ser humano pudiera desear: ¡ El tesoro de la verdadera AMISTAD!
Y colorín colorado, este cuento, se ha acabado.

AUTORA:
María del Rocío Acosta Rodríguez de Zupanc
PAIS: Canadá-México
E-MAIL: arcoirisenlaluna@hotmail.com


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martes, 23 de abril de 2013

Esta es la historia de Abandonado, el perro de color melón.

Encontrado en el blog "En un pais muy lejano..."



Abandonado vivía en la calle. Lo echaron de su casa por ser de color melón.

-"¿Porque no seré de color blanco?"
Se preguntó la primera noche que pasó en la calle.

A Abandonado los coches siempre querían atropellarlo. Abandonado pensaba que era por ser de color melón.

-"¿Por qué no seré de color marrón?" Se preguntaba ya a salvo en la acera.

A Abandonado nadie le daba de comer. -"Seguro que es porque soy de color melón. "¿Por qué no seré de color negro?"
Pensaba frente a las cafeterías.

A Abandonado nadie lo acariciaba. -"¡Es porque soy de color melón!
¿Por qué no seré de color gris?" Se decía delante de las casas más bonitas.

Y así era su vida hasta que un día conoció en un parque a Tomás, un niño de cinco años.
Tomás le dijo: -"Hola ¿no tienes amigos? ¿estás solito?"
Abandonado no contestó pues era la primera vez que alguien le dirigía la palabra y pensó:
-"¿Pero es que no ve que soy de color melón?"

Tomás llamó a sus padres. La mamá de Tomás era muy dulce y le ató un pañuelo al cuello.
Los cuatro cruzaron las calles con cuidado para llegar a casa de Tomás.
Los coches se paraban para cederles el paso.

Ya en casa, Tomás le puso a Abandonado un tazón con agua fresca,
mientras su papá le preparaba una comida calentita y su mamá ponía
una mullida manta de cuadros en el suelo para que Abandonado se acostara.

Abandonado se bebió el agua, comió toda su cena y se tumbó en la manta.
-"¿No se dan cuenta de que soy de color melón?" Pensaba mientras se dormía.

Abandonado estaba tan a gusto que soñó por primera vez.
En su sueño tenía una casa caliente, los coches se paraban para que él pasara,
todos los días le daban de comer y siempre lo acariciaban...
¡a pesar de ser de color melón! Qué sueño tan bonito.

Cuando Abandonado despertó, el papá de Tomás le dijo:
-"¡Buenos días Meloncete, eres todo un dormilón!"
Después fue al salón donde la mamá de Tomás sonrió:
-"¡Pero bueno Meloncín ya estás despierto!"
Tomás apareció corriendo, se abalanzó sobre él y lo abrazó:
-"¡Vamos a jugar Meloncito!"

Abandonado no se lo podía creer:
"¡Pero bueno si no les importa que sea de color melón!" Era tan feliz.

Y así acaba la historia del perro de color melón que jamás volvió a llamarse Abandonado,
y sí Meloncete, Meloncín y Meloncito.


¿Os ha gustado la historia? ¿Tenéis mascotas en casa?

¡Aquí me despido, hasta la próxima!

domingo, 14 de abril de 2013

La Nueva Amiga Clara

LA NUEVA AMIGA CLARA
AMISTAD, RESPETO A LA DIVERSIDAD
Clara se alegró que por fin fuera sábado.
Su papá le había dicho que ese día que iba a conocer a una nueva amiguita.
Cuando llegaron a la casa de don Miguel, su esposa les abrió la puerta.
-Hola Clara, Lucía está esperándote en la sala, tiene muchas ganas de conocerte-, le dijo la señora con una gran sonrisa.
Clara también estaba muy impaciente por ver a Lucía, así que corrió al lugar donde le había dicho la señora que era la sala.
Allí encontró a una niña sentada en una especie de silla con unas grandes ruedas a los lados.
-¿Qué es ese carrito en el que estás sentada?-, preguntó Clara.
-No es un carrito, es mi silla de ruedas-, respondió Lucía.
-¿Y para qué sirve?, Clara sentía curiosidad.
-Es que como no puedo caminar, con la silla de ruedas puedo ir a cualquier parte, le explicó Lucía.
-¿No puedes caminar?-, preguntó Clara un poco triste, porque a ella le gustaba mucho jugar pelota, y quería jugar pelota con Lucía, - ¿y puedes jugar?
-Claro que sí, ayer me regalaron un juego de memoria y si quieres podemos jugar - respondió Lucía muy contenta.
-¡Sí, a mí me gusta mucho jugar memoria!
Y así, las dos niñas estuvieron jugando toda la tarde, primero memoria, después armando un rompecabezas y luego haciendo castillos con trocitos de madera.
De regreso a casa, Clara estaba feliz. Ahora tenía una nueva amiga. Y Lucía le había prometido que la próxima vez, jugarían juntas a las muñecas.

AUTOR:
Tania Hernández
PAIS: Alemania
E-MAIL: ixmucane@gmx.net


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domingo, 7 de abril de 2013

LA TORTUGA

Actividad para niñ@s de 3 a 7 años. Niveles: Intantil y 1º de Primaria.

Cuento utilizado en escuelas del programa PATHS creado por el psicólogo evolutivo Mark Greenberg y su colega Carol Kusché. ("Goleman, D. Emociones destructivas. Cómo entenderlas y superarlas. Ed.Kairós. Barcelona. 2003")

Pautas dadas por Mark Greeberg para trabajar el cuento:

OBJETIVO: que los niñ@s cobren conciencia de sus emociones antes de que se conviertan en conductas destructivas.  También les ayuda a a asumir su propia responsabilidad y a controlarse, que además de ser gratificante contribuye muy positivamente a su proceso de desarrollo y maduración.
Primero leemos el cuento,  hablamos sobre él, qué nos enseña, practicamos la calma (recurriendo siempre al cuerpo),... Una buena forma de interiorizarlo es bajo la representación en los sucesivos días, donde los niñ@s puedan desempeñar los distintos papeles: la vieja tortuga, la tortuguita, el maestro y algún compañer@., de esta manera los niños van adquiriendo la capacidad de asumir los distintos puntos de vista.

HACER LA TORTUGA: en distintos contextos y siempre recurriendo al cuerpo, se les enseña a l@s niñ@s a respirar profundamente al tiempo que cruzan los brazos sobre el pecho (durante un minuto) provocando un efecto calmante. Es necesario que el adulto practique todas las veces que haga falta con el niño "Veo que estás muy enfadado. Vamos a tranquilizarnos. Yo haré contigo la tortuga. Inspiremos juntos.... ¿Ya estás más tranquilo?" Una vez interiorizada esta habilidad se les enseña a hablar consigo mismo, como un modo de controlar su conducta, que aprenda a utilizar el lenguaje como un sustituto de la representación conductual.


REFUERZO de lo aprendido:  cada vez que l@s niñ@s consiguen hacer la tortuga se les puede recompensar con un cuño de tinta de una tortuga o con un adhesivo (muestra para imprimir más abajo).



FUENTE: http://inteligenciaemocionalenlaescuela.blogspot.com.es/2012/02/cuento.html