

domingo, 6 de abril de 2014
TOÑO Y LA SIRENA, Por Merceder Huertas Giol

A Toño le han regalado una red para que pueda pescar, a la orilla de la playa.

Muy ilusionado se fue el domingo a probarla y empezó a echarla, pero por el momento sólo sacaba del mar, algas y algún pequeño pescado, el cual devolvía al mar para que pudiera crecer.

Después de varias horas, cogió algo que brillaba en la red, y con cuidado lo sacó para ver que era.

Con gran sorpresa vio una orquídea de sal cristalizada, y contentó pensó que se la regalaría a su madre, y le daría una gran alegría.

Pensando en lo que había encontrado, se sentó en una piedra, que salía del mar a descansar. De pronto oyó una voz a sus espaldas, se volvió y vió la sonrisa de una hermosa niña sirena que le dijo:
-Veo
que has encontrado mi flor de cristal. La había perdido y estaba
disgustada, ya que todas las sirenas tenemos una, que nos regaló nuestro
Rey Neptuno.-
Entonces Toño se dio cuenta que era una sirena niña, y le dijo:
- Yo quería regalársela a mi madre.-

La sirena le contestó:
- Yo puedo traerte del fondo del mar un buen regalo para tu madre, si me das mi orquídea.-

Toño sin pensarlo dos veces, se la dio, y la sirena con una gran sonrisa la cogió y se fue hacia el fondo del mar. El niño pensó, igual ya no vuelve, pero claro, si la flor es de ella, él no podía quitársela. Terminaba de pensar en esto, cuando salió la sirena con una gran concha, ¡era una ostra! La sirena le dijo:
- Cuando tu madre la abra, verás como le gusta, pues tiene una bonita perla.-
Se
dieron las gracias mutuamente. La sirena se hundió en el mar y Toño, se
fue muy feliz, pensando cuando le contara a su madre la aventura, y la
sorpresa tan bonita que le iba a dar. ¡Estaba feliz!


AUTORA: Mercedes Huertas Giol
PAIS: España
E-MAIL: merce_galan@hotmail.com
http://mercedeshuertas.blogspot.com
domingo, 30 de marzo de 2014
domingo, 16 de marzo de 2014
Seis cuerdas cruzan, vibrantes...
Seis cuerdas cruzan, vibrantes,
su cintura y su cadera.
¡Cuánta música que encierra
esta caja de madera!
su cintura y su cadera.
¡Cuánta música que encierra
esta caja de madera!

(La guitarra)
sábado, 8 de marzo de 2014
domingo, 16 de febrero de 2014
Carola

Carola tenía todo el tiempo del mundo. Y además, si algo caracterizaba a Carola, era la constancia y la paciencia.
En los años 20 de su calendario gregoriano, los hombres habían construido el espigón, sin tan siquiera preguntar.
No importaba; para Carola no sería más que un suspiro.
Ninguna civilización había perdurado lo suficiente como para evitar los estragos que Carola terminaba por provocar en todos y cada uno de los espigones, puertos, muelles, rompeolas y terraplenes que los hombres -ahora- y cualquiera de las otras muchas civilizaciones -anteriormente- habían construido para alterar el natural flujo de la naturaleza en provecho propio.
Aun así el espigón era motivo de entretenimiento para Carola.
En el espigón conoció a Juan que, ya desde chaval, se apostaba para pescar sargos y doradas y que ahora, a sus más de ochenta años de edad, Carola acostumbraba a acercarle la pesca al anzuelo.
O el caluroso verano del 2003 en que conoció a Martina y Marina que, con 5 años cada una, corrían a lo largo del espigón mientras Carola jugaba a romper contra él para remojarlas con una fina lluvia de agua salada, y que en una fotografía en la que sus padres inmortalizaron a las tres -Carola, Martina y Marina – aparecían empapadas de cabeza a pies.

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domingo, 9 de febrero de 2014
PLIM Y CIRCULITO
Los
palitos observan curiosos al nuevo alumno, Circulito da pasos cortos y
entra con la cabeza inclinada, apenas se atreve a levantar la vista
hacia sus compañeros. Nadie abre la boca aunque las preguntas revolotean
en sus cabezas como moscas asustadas. Los primero días se miran unos a
otros, de los pies a la cabeza y de adelante hacia atrás. Aunque
Circulito parece adaptarse a la escuela, pasa la mañana bostezando, bajo
sus ojos hay dos sombras oscuras y su redonda vocecita apenas le
responde a la maestra. Rápido se extienden estos signos a los demás
alumnos que además, llegan con los cachetes colorados. Es un misterio lo
que pasa y la maestra no logra evitar que se duerman sobre los
pupitres.
|
Pero
si nos asomamos por la noche a las ventanas nos damos cuenta que
Circulito se levanta y comienza a rodar por el suelo, una y otra vez,
luego trata de dormir con el cuerpo apretado. Y los palitos pasan la
noche abriendo y cerrando la boca para llenarse de aire hasta que los
cachetes les duelen.
Esta
mañana Circulito usa sobre el uniforme un grueso cinturón que apenas le
deja moverse. A los palitos les impiden movimiento la cantidad de
suéteres y chamarras que llevan encima desde hace varios días. En el
patio los columpios y los juegos se llenan de polvo mientras los alumnos
se pasan el recreo sentados con la mirada en el suelo y sin decir nada.
Suena
el timbre, es tarde y Circulito trata de correr, tropieza y cae, mueve
los pies pero no logra levantarse, los palitos con tanto ropaje no
pueden ayudarlo hasta que Plim un palito pequeño se quita la ropa más
rápido que los demás y corre por las tijeras del Director. Con agilidad
corta el cinturón, los palitos libres del peso de las chamarras ayudan a
Circulito que por fin puede respirar. Se miran sudando y con la boca
abierta y los ojos llenos de preguntas mosqueadas entonces Circulito con
su redondita voz dice: -Quería ser como ustedes. A lo que responden los
palitos: -Y nosotros como tú. Tienes una forma muy bonita. - Y ustedes
son tan derechos. - Eres perfecto. - Son valientes y no tienen calor. Y
los elogios venían de un lado y de otro cuando surge de entre ellos una
risita, luego otra y otra.
Las preguntas que rondaban como moscas se fueron volando y el patio de juegos se desempolvó.
AUTOR: Ninah Basich
E-MAIL: anteus22@hotmail.com
E-MAIL: anteus22@hotmail.com
domingo, 19 de enero de 2014
Hogar de los pajaritos...

Hogar de los pajaritos,
sombra fresca en el verano,
las ramas arriba, lejos,
y las raíces a mano.

(el árbol)
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