sábado, 2 de junio de 2012

Navegamos rumbo... Irlanda

Encontrado en el blog "Cuento a la vista"

Texto por Rebeca Amado
Ilustración de Raquel Blázquez

Cada año cuando se acercaba la fiesta de Halloween, la vieja Anne releía los antiguos relatos celtas que narraban el origen y significado de aquella fiesta.

Anne había dejado Irlanda hacía ya más de treinta años, pero sentía respeto y admiración por sus antepasados celtas y disfrutaba rememorando sus aventuras y estudiando su historia. De esta manera, pensaba, nunca olvidaría sus orígenes. Precisamente por esta razón se negaba a participar en la frívola celebración en la que Halloween se había convertido.

Hasta que un buen año, cansada de ser la vieja tacaña del chalet, decidió buscar la manera de participar sin olvidar; y después de mucho pensar dio con la solución.

–¡Este año lograré que los niños del vecindario conozcan la verdadera historia de esta fiesta!- se dijo.

Semanas más tarde llegó la gran noche y todos los niños del barrio saltaron a la calle a la caza de dulces, sin embargo, una luz anaranjada los atrajo como moscas a la miel desviándolos de su camino. La luz provenía de la casa de Anne.
Una calabaza gigantesca y hueca invadía el jardín y una figura monstruosa los invitaba a entrar en aquella enorme hortaliza. Cuando el último niño entró, la puerta se cerró de un portazo y todo se quedó en penumbra, y en medio de un silencio aterrador la figura monstruosa, que no era otra que Anne, comenzó a narrar la Leyenda de Stingy Jack”

Hace más de doscientos años en tierras irlandesas vivió un granjero malhumorado y borracho que maldecía, engañaba y mentía a todos sus vecinos en cuanto tenía ocasión. Su egoísmo y su maldad le causó muchas enemistades, además de una terrible reputación. Todo aquel que se cruzaba en su camino se aventuraba a afirmar que su maldad rivalizaría con el mismo Satanás.

El Diablo, a quien llegó el rumor de tan negra alma, acudió a comprobar si efectivamente aquel simple granjero podría ser su rival. Disfrazado como un hombre normal, acudió al pueblo del malvado granjero Jack y se puso a beber con él durante horas.
Cuando El Diablo comprobó que efectivamente Jack era un hombre muy malvado le reveló su identidad, comunicándole además que había ido a llevárselo para que pagase por sus pecados. Como última voluntad, Jack suplicó a Lucifer que le permitiera beber una última copa junto a él. El Diablo se lo concedió, pero al ir a pagar ninguno de los dos tenía dinero, así que Jack retó a Lucifer a convertirse en una moneda para pagar la ronda y demostrar sus poderes. Satanás lo hizo, pero en lugar de pagar con la moneda, Jack la metió en su bolsillo, donde llevaba un crucifijo de plata. Incapaz de salir de allí el Diablo ordenó al granjero que le dejara libre, pero Jack no lo haría a menos que prometiera volver al infierno para no molestarle durante un año.

Al año, el Diablo apareció de nuevo en casa del granjero para llevárselo al inframundo pero de nuevo Jack pidió un último deseo, en este caso que el Diablo cogiera una manzana situada en lo alto de un árbol para así tener su última comida antes de su tormento. Cuando Lucifer trepó al árbol para concederle su deseo, Jack talló una cruz en su tronco para que no pudiera escapar dejando al Diablo en desventaja por segunda vez. En esta ocasión Jack le pidió que se olvidara de él durante diez años y que nunca pudiera reclamar su alma para el inframundo. Satanás accedió y Jack se vio libre de su amenaza.

Sin embrago, el destino quiso que Jack muriera antes de esos diez años y cuando se preparaba para ir al cielo fue detenido en las puertas de San Pedro, ya que debido a todas las maldades que había hecho en vida, allí no había sitio para él, y debía ir al infierno. Pero tal y como recordaréis debido al trato que había realizado con el Diablo también debía ser expulsado del inframundo, por lo que el malvado y tacaño Jack fue condenado a deambular por los caminos con una calabaza hueca y un carbón ardiendo en su interior como única luz que guiara su eterno vagar entre los reinos del bien y del mal. Con el paso del tiempo, Jack el Tacaño fue conocido como Jack el de la Linterna.

Y esta es la razón por la que cada 31 de octubre decoráis vuestras casas con calabazas horrendas que intentan evitar que el temible Jack llame a vuestras puertas para ofreceros un “Truco o Trato”, tal como hizo con el mismo Diablo.

Sabías...¿Cuál es el nombre original que daban los celtas a esta fiesta? ¿Por qué esta noche y no otra para celebrar Halloween?¿Qué otras tradiciones acompañan a la noche de todos los Santos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario